Escoger unos limones pequeños, lavarlos bien por si llevan ceras (se le pone para que brillen y hacerlos más atractivos) y hacerles un corte en cruz sin llegar al final.
Rellenamos con sal gruesa,
y lo atamos con hilo de cocina o rafia. Esto es opcional, pero estéticamente queda mejor.
Colocar en frascos limpios y secos (Yo los paso tres minutos por el microondas a máxima potencia, para esterilizarlos).
Rellenar los frascos con una parte de zumo de limón y tres partes de agua mineral
Para mantener los limones sumergidos, se pueden usar unos palillos de bambú cortados a la medida.
Podemos añadir
enebro, pimienta negra, cominos, laurel, canela...Y un par de
cucharadas de aceite de oliva para que cubra la superficie. Todo esto tambien es opcional.
De momento, el líquido está turbio. Cuando se aclare y quede limpio y transparente, ya se puede consumir.
¿Y como? Es sencillo. Se termina de partir el limón, se desecha la pulpa,
dejamos la cascara limpia.
Una vez troceada, más o menos fina (al gusto) se utiliza con el cous cous, con el tahine o incluso en una ensalada tradicional.
Os sorprenderá, seguro.
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